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Según variadas estadísticas, en la región de América Latina y el Caribe, el embarazo adolescente es habitual. Además, de las mismas investigaciones se desprende que, en la mayoría de los casos, se trata de gestaciones no deseadas. En este contexto se vuelve necesario recordar que los Derechos Humanos incluyen también derechos sexuales y reproductivos. Los derechos sexuales involucran la capacidad de disfrutar la vida sexual en forma libre, elegida y satisfactoria, sin violencia ni riesgos.
Asimismo, los derechos reproductivos se refieren a la posibilidad de decidir cuándo tener hijos, en forma autónoma y sin discriminación. También implican la libertad de decidir cuántos hijos tener y el espaciamiento entre los nacimientos de ellos.
Todo esto requiere disponer de la información suficiente y el acceso a los medios adecuados para poder tomar dichas decisiones. Por ejemplo, tener la posibilidad de elegir el método anticonceptivo que más se adapta a tus necesidades, criterios y convicciones. Además, poder recibirlo de forma totalmente gratuita por parte del Estado.
Estas y otras acciones se ven organizadas en nuestro país a través de la Ley 25673, en la que se dio creación al Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, en el ámbito del Ministerio de Salud.