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Durante el siglo XIX y hasta las guerras mundiales, las corrientes de pensamiento vigentes en el mundo occidental eran, en general, utópicas. Es decir, sostenían que el mundo progresaba y que ese progreso, sostenido por las ciencias, iba a llevar a las personas a la construcción de un mundo mejor. Las personas tenían una mirada positiva sobre el futuro, creían que, en algunos años, muchos de los problemas, como las enfermedades, encontrarían una solución. Se suele denominar “utópica” a esa mirada sobre el futuro, en referencia a la sociedad ideal y perfecta imaginada por Tomás Moro en el siglo XVI, en su libro Utopía.
Sin embargo, esos avances tecnológicos que, por un lado, habían mejorado el transporte, resuelto problemas vinculados a la producción de alimentos y a la cura de enfermedades también fueron aplicados a la producción de armamentos cada vez más destructivos y mortíferos.
La cantidad de muertes producidas durante la Segunda Guerra Mundial y la amenaza permanente de una guerra nuclear durante la Guerra Fría, instalaron en la sociedad un cierto pesimismo. Una tercera guerra mundial, que sería llevada adelante con armas nucleares, cambiaría el mundo definitivamente y probablemente pocas personas sobrevivirían. Y si bien había una noción de las consecuencias de ese cambio, nadie sabía con certeza cómo sería el mundo después de una guerra así. Muchas personas comenzaron a ver el futuro no como un momento mejor, sino como incierto y amenazador. Se suele denominar “distópica” a esta mirada pesimista sobre el futuro.
Uno de los espacios en que esos temores sobre el futuro se manifestaron fue (y es) en las artes. Así, surgieron como géneros novedosos las profecías apocalípticas, los mundos posapocalípticos, y subgéneros literarios, como el ciberpunk. En música, el punk, si bien se planteó como una crítica a la sociedad conservadora y consumista de los años 60 y 70, también tenía una mirada pesimista sobre el futuro.
En la actualidad, la amenaza de la guerra nuclear sigue vigente, pero además se han agregado otras amenazas, como las pandemias, el cambio climático y el terrorismo internacional. Esto se manifiesta en muchas expresiones artísticas, pero sobre todo en el cine, en la literatura y en las artes plásticas.