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Después de la Primera Guerra Mundial, en los Estados Unidos de América se vivió un período de prosperidad y optimismo. Durante la década de 1920, la industria tuvo un enorme desarrollo. Los nuevos modos de producir y organizar el trabajo aumentaron la producción de bienes, como los electrodomésticos y los automóviles. Además, al mismo tiempo que bajaban los precios, subían los salarios. Por lo tanto, más personas comenzaron a consumir esos bienes.
El aumento de los salarios, la demanda de mano de obra y la posibilidad de consumir nuevos productos contribuyeron a sustentar la idea de que el progreso económico y social era posible con esfuerzo y trabajo.
Uno de los aspectos en los que el aumento de los ingresos de la población se manifestó fue en el desarrollo de una industria del entretenimiento. El acceso a diversiones, como el cine, los clubes, los salones de baile, cabarés y teatros, se hizo masivo.
La posibilidad de acceder a mejores condiciones de vida atrajo a inmigrantes de todo el mundo, que se fueron instalando en la periferia de las ciudades. Estas se vieron invadidas por grupos de personas que hablaban distintos idiomas y tenían costumbres extrañas para los norteamericanos. Si bien había sectores liberales y abiertos al cambio, una gran parte de la sociedad estadounidense de la época era conservadora. Por lo tanto, ante la llegada masiva de inmigrantes, muchos norteamericanos se sintieron amenazados, ya que consideraban que sus tradiciones, costumbres e identidad estaban en riesgo.
El nacionalismo de los conservadores se manifestó, entre otras cosas, en la producción de películas, obras de teatro y programas de radio, que exaltaban la figura del héroe norteamericano, el patriotismo, la fundación de la nación y los valores que se consideraban auténticamente norteamericanos. Al mismo tiempo, resurgieron grupos xenófobos, como el Ku Klux Klan, que atacaban a la población afroamericana, a los asiáticos, a los judíos y a los católicos.
También surgieron grupos y movimientos que buscaban conservar la “esencia norteamericana” de los Estados Unidos. Con este objetivo intentaron recuperar tradiciones nacionales o imponer costumbres mediante diversas leyes. Algunas de las leyes sancionadas en esta época fueron la National Prohibition Act, más conocida como la Ley Seca, que prohibía la producción, transporte y comercialización de bebidas alcohólicas; y las leyes de control de la inmigración, que ponían límites al ingreso de inmigrantes (por ejemplo, por su origen, condición de salud, antecedentes) y facilitaban la deportación de los extranjeros que cometían delitos.