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Nuestro planeta está cada vez más urbanizado. Las ciudades se multiplican no solo desde el punto de vista físico por su mayor extensión, sino también en cuanto a su tamaño por la cantidad de población que concentran. En la actualidad, el 54% de la población mundial reside en ciudades, y la tendencia seguirá incrementándose en las próximas décadas, especialmente en las ciudades de los países de menor desarrollo. Se prevé que para el año 2050 dicho número podría elevarse hasta el 80%. De allí la afirmación que expresa: “Vivimos en un mundo urbanizado o de ciudades”.
Las elevadas concentraciones de personas en las ciudades demandan una enorme cantidad de recursos (materias primas, alimentos, agua, energía), una gran demanda de equipamiento e infraestructura, vivienda, medios de transporte y servicios de comunicaciones. Además, generan una gran cantidad de residuos y diferentes tipos de contaminación (atmosférica, hídrica, visual, acústica, industrial). Todo esto se traduce en importantes problemas ambientales, como así también, problemas socio-económicos y culturales (desempleo, desigualdad y exclusión social, conflictos culturales, inseguridad, estrés, etc.).
Con todo este crecimiento y necesidades que tienen las ciudades podemos decir que es casi imposible que sean sustentables.
Las ciudades sustentables, o aquellas que más se aproximan al concepto, son aquellas que intentan reducir el impacto de la urbanización en el ambiente y que contribuyen a favorecer la equidad social, buscando al mismo tiempo satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras.
Algunas de las características que tiene que reunir una ciudad para ser considerada sustentable son las siguientes: disponer de una mayor cantidad de espacios verdes para producir oxígeno; fuentes de alimentos próximas para reducir el consumo de energía necesario en su transporte; reciclado de basura; medios de transporte poco contaminantes y eficientes energéticamente; y uso de energías renovables (solar, eólica, geotérmica, biomasa).
La mayoría de las ciudades más sustentables del mundo se encuentran en los países más desarrollados, como Copenhague (Dinamarca), Estocolmo (Suecia), San Francisco (Estados Unidos), Toronto (Canadá) y Melbourne (Australia).
Las ciudades, en la actualidad, tienen que enfrentar enormes desafíos: ser sustentables ambiental y socialmente, prepararse para los retos actuales y futuros del cambio climático, ser creativas e innovadoras, ser competitivas económicamente, e incrementar la participación ciudadana para alcanzar estos desafíos.
Existen múltiples propuestas en el mundo para hacer más sustentables las ciudades, y así convertirlas en espacios con una mejor calidad de vida para las personas. Algunas de dichas propuestas se orientan a desarrollar un sistema circular que permita retroalimentarse constantemente sin degradar el entorno, pero es necesario también cambiar el comportamiento de sus ciudadanos respecto al consumo de los recursos (ser más austeros), y sus hábitos de vida diarios. La puesta en práctica de este modelo es más viable en ciudades pequeñas y medianas que en megaciudades. Es decir, todavía quedan muchos interrogantes por resolver, dada la complejidad de la vida urbana.