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Las personas pueden relacionarse con el alcohol y el tabaco de diferentes maneras. En el caso del alcohol están aquellos que no lo beben (llamados abstemios), los que lo hacen en forma moderada durante las comidas o quienes solo beben alcohol en reuniones o fiestas, es decir, esporádicamente. Sin embargo, hay casos en los que las personas ingieren bebidas alcohólicas porque creen que ellas les otorgarán placer o la desinhibición y el valor necesarios para establecer determinados vínculos. Estos son los que beben en forma excesiva. En el extremo se encuentran los alcohólicos, quienes presentan dependencia y no pueden vivir sin beber. Actualmente, el alcoholismo es la primera drogodependencia en la Argentina y se ha convertido en una importante problemática entre los adolescentes.
Al igual que el alcohol, el tabaco es una droga legal y socialmente aceptada. A pesar de las restricciones que existen, su consumo tiene alta incidencia en la población adolescente, especialmente en las mujeres, que suele relacionarse con el cigarrillo por motivos psicosociales (pertenencia a un grupo, aparecer como una persona “con onda” frente al otro sexo, etc.) y, más tarde, por una dependencia física, generada por la nicotina, y una dependencia psicológica asociada con su efecto reductor de la ansiedad.